viernes, 4 de febrero de 2011

Errores Nuevos

Dudo muchísimo que las soluciones que necesita El Ejido, sea mi generación la que esté facultada para proporcionarlas. Nuestro “amaneramiento” dificulta la toma de decisiones que vengan, de alguna manera, a “desestabilizar” nuestro acomodamiento. Por otro lado el envejecimiento medio poblacional, inevitablemente nos vuelve conservadores.

Frente a la media de paro juvenil que a nivel nacional ronda el 43,65%, para la banda de edad que discurre entre los 18 y 25 años, cabe pensar que la cifra, punto arriba o abajo, y en relación con el paro local, ande por la cercanía de semejante porcentaje entre los jóvenes que, ni estudian ni trabajan con esas edades y en nuestro término municipal.

Es a esa generación “Nini”, a la que dirijo éste post, en la esperanza de que sea entre ésta de la que surjan los líderes del mañana, capaces de ofrecer soluciones ilusionantes que nos saquen del “desastre” colectivo al que estamos abocados si mantenemos el actual estado de cosas, que ademas discurre en la instalación permanente en el quejío de que nadie viene a traernos soluciones al atasco que supone la no generación de empleo.

Es probable que nadie tenga soluciones totales al problema; incluso que las que existan sean parciales y no definitivas, pero ante todo tenemos que partir del reconocimiento de que mantener esa situación resulta una catástrofe que no nos podemos permitir.; y siendo así, ¿cómo es posible que ese colectivo del que formais parte no manifieste su enfado por ninguna vía?.
Hay que obligar a los partidos políticos y a los sindicatos a que adopten medidas que permitan atajar el desastre, y a las entidades financieras que se han nutrido de dinero público en plena crisis y que supuestamente lo hacían para reactivar la economía.

Hasta ahora y en los últimos años, solo he oído como soluciones las viejas formulas, todo lo que se nos propone me suena a ideas antiguas que nos conducen a aceptar el statu quo como única formula posible, y la consecuencia es la indecisión y el anquilosamiento expectante del “ a ver que pasa”.

La pregunta es, ¿porqué tenemos que resignarnos a aceptar como válidos los errores viejos habiendo tantos nuevos por cometer?. Si en el origen de los problemas municipales, por localizarlos mas cercanos en el espacio, están el PAL, el PP y el PSOE, y ademas estas mismas fuerzas políticas nos van a exigir sacrificios para sacarnos del pozo en el que ellos mismos nos han metido; la consecuencia inmediata debería ser que les exigiéramos que nos propongan “errores nuevos” a cometer, propuestas estimulantes que nos sugieran un mínimo de inspiración.

No es verdad que un ayuntamiento no pueda ser un agente activo en la creación de empleo aunque éste no tenga competencias directas sobre él.

Las propuestas de congelación de las pensiones o alargar la edad de jubilación a los 67 años, ademas de “soluciones” antiguas y rancias, os perjudican ostensiblemente dado que tendréis menos opciones de empleo.

Ante esa situación no podéis manteneros apáticos y callados como meros espectadores, cuando sois la generación que mas claramente está sufriendo ésta feroz crisis. Los adultos que os observamos, aceptaríamos con alguna ilusión los sacrificios que se nos exigen si tuviéramos la convicción de que el esfuerzo puede ayudar a vuestra generación; pero esto tiene que estar acompañado de que asumáis el papel protagonista que os corresponde reclamando esas ideas sugerentes e innovadoras que supongan ilusionarnos.

Es probable que os toque vivir una etapa cargada de incertidumbres, al menos sin las “certezas” con las que hemos vivido vuestros padres; pero no os dejéis paralizar por la indecisión; la parálisis es la peor de las enfermedades

Hay que esforzarse en entender lo que está pasando y porqué, ya que nuestros “líderes espirituales” y económicos se limitan a hacernos pagar la crisis a todos (empezando por los mas débiles), y terminando por ajustar a toda la población, menos sus ingresos. Y, como digo en lineas anteriores sin dar explicaciones, ni a donde nos llevan las medidas adoptadas.

¿Y que está pasando hoy y porqué?. No estamos ante una sola crisis sino ante un conjunto de ellas: crisis ecológica (energética, climática, perdida de la biodiversidad, etc.): crisis social (individual y colectiva) aumento de las desigualdades entre las naciones y en el seno de ellas etc. Crisis cultural y de pérdida de valores; así como pérdida de referentes y de identidades; a lo que ahora se añade la crisis económica y financiera. Todas ellas no son crisis aisladas sino fruto de la desmesura, del “todo vale” y la búsqueda obsesiva del quiero cada vez mas.

Si somos capaces de aceptar que la solución a los problemas personales no pasa por el crecimiento ilimitado, la suma colectiva dará su fruto y estaríamos ante un escenario nuevo, si aceptamos que las condiciones ambientales, sociales y humanas impiden que siga el crecimiento sin fin, debemos anticiparnos y cambiar de dirección.

Cuando venimos, año tras año, padeciendo la situación de los mercados, vía precios, y se nos dice que la solución para nuestros agricultores es que reformen sus invernaderos para que produzcan el doble, ¿tiene sentido inyectar al mercado el doble de producto?. ¿Somos competitivos frente a los sueldos de miseria de países terceros?.

El cambio de rumbo significa todo lo contrario, DECRECIMIENTO, (con mayúsculas) pero que nadie se confunda, decrecimiento no es sinónimo de recesión; la elección no es entre crecimiento y decrecimiento, sino entre crecimiento y recesión, que es donde estamos ahora, fruto del propio sistema cíclico; pero no estamos en una sociedad de decrecimiento.

Si leyésemos a Nicolás Ridoux, entenderíamos que, para empezar, no hemos cambiado nuestra organización social, y en la actual, todas las instituciones y mecanismos redistributivos se nutren de la idea del crecimiento. En una sociedad sociedad así, cuando el crecimiento falla, la situación se vuelve inevitablemente dramática. El decrecimiento significa algo completamente distinto, significa crecer en humanidad; significa tener en cuenta todas las dimensiones que constituyen la riqueza de la vida humana.

El decrecimiento no significa recesión (o crecimiento negativo), no propugna ni una recesión ni una depresión: sería ridículo tomar nuestro sistema actual y ponerlo del revés para intentar superarlo. El decrecimiento supone que debemos desacostumbrarnos a nuestra adicción al crecimiento, desprendernos de la idea productivista, porque ella está desconectada del progreso humano y social.

El proyecto del decrecimiento pasa por un cambio de paradigma, de criterios, por una profunda modificación de las instituciones y un mas justo reparto de la riqueza. En un mundo de recursos limitados, las cosas no pueden crecer de manera indefinida, por eso la “objeción al crecimiento” piensa en la necesidad de compartir, en el regreso de la sobriedad, en particular para aquellos que sobreconsumen. No es posible un mundo estable en el que Estados Unidos y Europa consumen 3,4 veces mas que la media mundial; ¿o quizá creemos que las actuales convulsiones del mundo árabe no tienen nada que ver con ese desequilibrio?.

La teoría del decrecimiento lo que mantiene intrínsecamente es que hay que trabajar menos para vivir mejor; y no reducir al ser humano a su mera faceta de consumidor. Un modelo social con mayor carga de valores humanos tendente a producir menos pero con mayor calidad. Una producción de calidad requiere habilidad y tiempo, y como consecuencia genera mas empleo y mas gratificantes.
Recuperar el protagonismo de las personas, restaurar el espíritu critico frente al modelo dominante de querer vivir sin limites; lo que nos permitiría mantener una relación mas equilibrada con los demás. El crecimiento en humanidad es una tarea estimulante, un desafío que merece la pena intentar.

Decía Keines que la dificultad no es tanto ingeniar ideas nuevas, como desechar las viejas. La persecución de la utopía es vuestra asignatura pendiente, es vuestra hora, y ante la corrupción municipal, quizá el mejor momento para que mostréis vuestra disposición a aprobar.

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