lunes, 1 de agosto de 2011

CONSEJO MUNICIPAL AGRARIO

Uno de los hilos conductores de éste blog ha girado siempre en el entorno de nuestro “motor” económico cual es la agricultura, como no podía ser de otra manera.

He insistido reiteradamente en la necesidad de cambiar la imagen exterior que proyectamos; porque entiendo que nos ven desde fuera, viviendo en un territorio desordenado, medioambientalmente insostenible, y con unas relaciones genéricas con la inmigración, que terminan por fin generando rechazo entre los consumidores finales respecto de las hortalizas que producimos; con todas las consecuencias que ello conlleva para la rentabilidad de nuestras explotaciones.

Creo que el agricultor de la comarca tiene que felicitarse por la reciente iniciativa del Equipo de Gobierno Municipal, por la propuesta de elevación a Pleno del Proyecto de Reglamento del Consejo Municipal Agrario. Sin ninguna duda, siempre que éste se termine convirtiendo en un órgano consultivo, en el que todos los ciudadanos, agricultores o no, vean sus expectativas satisfechas. Y cuando elevadas a Pleno sus deliberaciones, terminen siendo vinculantes.

Presumo que se puede estar en el camino correcto por cuanto a la creación de cauces de participación, y como consecuencia, al abordaje de los problemas estructurales y de fondo, que a nadie se le escapa, están en el horizonte inmediato, tanto respecto del territorio como de las personas que en él habitamos.

Dicho lo que antecede, nos “tropezamos” con el primer problema; ¿quiénes van a ser los componentes de ese Consejo Municipal? ¿En base a que parámetros de representatividad dentro del sector? ¿Qué legitimidad tendrán sus representantes respecto a las mayores capas de población afectadas? ¿Van a tener mayor presencia los agricultores en él, o se diluirá su presencia entre la mayoría? ¿Se van a abrir cauces consultivos y democráticos para determinar su composición?.

Es la hora de empezar a redefinir nuestro modelo agrícola; porque es de dominio público que en el contexto general de la crisis económica que padecemos, el sector tiene algunas particularidades definidas; y es a partir de ahí que tenemos que preguntarnos ¿apostamos por un modelo limpio y justo? o ¿apostamos por mantener los pilares fundamentales del modelo actual ?. Porque me atrevo a decir que estamos ante dos modelos antagónicos.

Por ello la respuesta a la pregunta vendrá a condicionar la composición definitiva del propio Consejo Municipal Agrario. Quizá y simplificando en exceso habría que preguntarse ¿qué es primero el huevo o la gallina?; y es IMAGINACIÓN lo que hay que reclamarle al Equipo de Gobierno, para que dando respuesta a la pregunta, la inmensa mayoría de los ciudadanos (si no todos) nos sintamos representados. Me temo que no van por ahí los planteamientos.

Perseveraremos, como casi siempre, en aceptar una composición decidida por unos pocos; excluyente de la explotación familiar agraria, excluyente de los trabajadores/as del campo, excluyente de los trabajadores/as del sector del manipulado… Y de tantos otros. Para terminar tomando las decisiones unos pocos, con intereses muy particulares, y que en modo alguno responderán a los intereses generales del conjunto de la población.

El actual modelo de distribución de alimentos, ni es el más eficiente, ni es el más seguro, ni el más justo, ni para el agricultor ni para el consumidor. Los esfuerzos constantes de la inmensa mayoría de los actores implicados en la producción y distribución de alimentos, por cuanto a la realización de buenas prácticas agrícolas, no han redundado en el fortalecimiento de la posición del primer eslabón de la cadena cual es el agricultor. Y ese debilitamiento constante y mantenido en el tiempo pasará factura, salvo que de una vez por todas, reconozcamos el problema, delimitemos sus perfiles y apliquemos las medidas adecuadas.

No es casual que Almería, a día de hoy, encabece el listado interprovincial con mayor número de parados; esa situación responde a unos modos y maneras de hacer las cosas… A partir de éstas reflexiones sería lógico proponer dedicar esfuerzos a redefinir el modelo mas que a su “apuntalamiento”; y para ello, no olvidar que quienes están en el origen de los problemas, generalmente, no suelen ser los mas validos para generar las soluciones.

Un buen amigo asistente al Pleno donde se debatió la constitución del Consejo Municipal Agrario concluyó que la norma persigue, seguir haciendo agricultura, pero sin el agricultor. Resuma el lector sus propias conclusiones.

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