Encrucijada.

Creo que recojo en síntesis el sentir generalizado de los lectores del blog que, bien a titulo personal o con vuestros propios comentarios escritos, recogéis todo el sentido de la frase de Mahatma Gandhi de que “ tenemos que aprender a vivir mas simplemente para que otros, simplemente puedan vivir”, y esto aplicado al conjunto de los ejidenses.

Coincido plenamente con aquellos de vosotros que os manifestáis en la necesidad de que demos otro enfoque a nuestro generalizado modo de vida; quizá sea la hora de orientar el rumbo hacia otros derroteros porque evidentemente no son pocos los “palos del sombrajo” que se nos están cayendo; dicho de otra manera y para evitar equívocos, nuestra mayor fuente de riqueza (la agricultura), nuestros atractivos turísticos, el pequeño comercio, el modelo urbanístico desarrollista y especulativo, el paro galopante entre nuestros jovenes… En definitiva los referentes, en algunos casos quiméricos que nos iban a traer la riqueza generalizada… Y hasta la felicidad, sencillamente se tambalean.

Una vez puestas sobre la mesa algunas de las cuestiones que tenemos que afrontar; hay una previa aún mas importante; tenemos que abrir nuestra mente y nuestros corazones a nuevos mensajes. Ya se que somos poco propensos a oír mensajes poco complacientes; mucho menos a escucharlos. Pero me temo que no nos queda alternativa, y si poco margen de maniobra, y aunque nos cueste tenemos que interiorizar la necesidad de enfrentarnos a nuestros propios miedos; ¿o preferimos que nos sigan mintiendo acerca de la gravedad de la situación, sencillamente porque es mas complaciente?.

Tengo claro que la historia de la humanidad está llena de situaciones en que el mensajero ha terminado decapitado por el solo hecho de ser portador de malas noticias; los políticos oportunistas mienten al público porque son conscientes de que somos propensos al repudio de aquellos que nos dicen la verdad.

Pero un “Mas El Ejido” se construye a partir de la posibilidad de que nuestros hijos y nietos puedan estar condenados a tener unos estándares de vida inferiores a los nuestros; solo interiorizando esa posibilidad y compartiendo la inquietud con nuestros convecinos estaremos poniendo la primera piedra de una posible estructura social y económica distinta y edificante. Lo contrario, practicar la política del avestruz escondiendo la cabeza debajo del ala para no ver los problemas, nos conducirá mas pronto que tarde a una situación caótica, cargada de tensiones y con poco margen de maniobra para afrontar el futuro de manera que el fatalismo no se anteponga a la racionalidad.

Y aceptando la mayor, empecemos por la casa común, y ante el panorama municipal tenemos dos opciones; aceptar el mensaje “complaciente” del PAL y PSOE de que aquí no pasa nada; y/o escuchar a la oposición que tiene que recurrir a los tribunales para obtener la información pública que le permita ejercer su función fiscalizadora.

Y llendo al debate ¿de que oposición estamos necesitados?, y llegado el caso ¿de que política municipal estamos hablando?. Evidentemente estamos necesitados de una Corporación Municipal que represente todas las capas sociales existentes en el término municipal; siquiera sea por puro sentido común, si queremos paz social todos los ciudadanos tenemos que sentirnos sentimentalmente representados. Y en el caso particular de El Ejido se dan unas circunstancias peculiares que exigen una Corporación sin mayorías absolutas; es mas, en nuestro caso, mi alcalde ideal debería impulsar un gobierno municipal de concentración, que para entendernos supone que todos los grupos políticos representados participen no solo en la toma de decisiones en los Plenos, sino asumiendo responsabilidades en el devenir diario, gestionando concejalías en orden de importancia y de manera proporcionar al número de votantes representados.

Soy consciente de que en un país latino y de sangre caliente como el nuestro, en el que amplios sectores de población se mantienen en el empeño de mantener viva la imagen de las dos Españas que a mi personalmente también me hiela el corazón; no resulta nada fácil hacer compatible la filosofía de privatizar lo público,con fortalecer el sentido y la gestión de lo público que emana de nuestros impuestos comunes; pero la realidad municipal ejidense no está para muchos trotes; y aunque suene a utopía lo que planteo, apelo al sentido común colectivo, sencillamente para que nuestro municipio no termine siendo inviable y se hunda en la miseria (si no lo está ya). Hagamos un ejercicio de responsabilidad.