
"Detesto a la gente que, sin moverse, se imagina glorificada en el futuro porque lo sueña así. La detesto tanto como a los que se reducen a dormir sobre los laureles de su ayer. A ambos, el tiempo los separa de lo que podrían ser. Por eso, os habéis de incorporar en todos los sentidos, y llamar al futuro e invitarlo a presentarse, o sea, a transformarse en presente. Por eso, hay que mirar por encima de los enanos de ayer y recibir a voces el mañana, que será el día triunfal si desde hoy lo planeáis. Pero no es posible vivir en el mañana con el alma de ayer. El mañana ha de escribirse con rectitud y generosidad, sin rastros vetustos que lo impurifiquen. Y no hay que tenerle miedo. Quien se lo tenga y prefiera seguir atado al PRETÉRITO, que se quede en tierra. Los demás, libre y ligeros de equipaje “como los hijos de la mar”, a embarcar y a embarcarse. A corazón abierto. A cuerpo limpio. Avanzando hacia vuestra mejor propiedad que es el futuro, para abrazaros con él a mitad del camino".
No tiene desperdicio y hay que "embarcarse" sin miedos desde ya. Gracias Antonio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario