Me decía con lágrimas en los ojos un compañero jubilado como yo estos días atrás, que tenemos que empezar a pensar en la desaparición del “Poli”.
Reflexionábamos juntos sobre el “Espíritu de Calahorra”, que nos permitió durante años militar en la categoría de plata del fútbol español, y lo que aquel espíritu significó en algún momento.
Estaba claro que nuestro pueblo estaba necesitado (y aún lo está) de “causas comunes” que nos dieran impulso ante el contexto social, y ese mismo impulso nos sacara del “marasmo” colectivo, o en su caso, de la imagen que la sociedad de El Ejido tenía en el exterior.
El “Poli”, nuestro “Poli”, vino a ejercer una cierta “catarsis” entre nosotros aportando algunos elementos, que elegidos con buen acierto, permitieron asumir que somos una ciudad multicolor, y a su vez llevando fuera de las fronteras provinciales una imagen bastante acorde con nuestra realidad. En su mas puro sentido antropologico, el “Poli” nos ha sido útil como liberador de pasiones de todo tipo, no solo deportivas.
Coincidíamos también en el diagnostico y las causas que supuestamente lo van a hacer desaparecer. No tanto por lo que ha representado para quienes lo hemos seguido desde su fundación en 1.969, como por su “apropiación” por parte de la “clase dirigente” de nuestro pueblo, para ser utilizado para otros fines.
Aunque hay que reconocer en paralelo, que de alguna manera ha sido el referente para mucha gente de un modo de gestión; y si me apuran, hasta de “un modo de vida” en constante “huida hacia delante” y “mas allá de nuestras posibilidades reales”.
De confirmarse los “augurios” de mi comprometido compañero, es mas que probable que a su vez tengamos que hacer la lectura de que ¿hemos llegado al final de un ciclo?.
Las lagrimas de mi amigo tienen que servir, como le dije, para aprender a no volver a equivocarse. No dejar en manos de “advenedizos” la gestión de instituciones (caso del Poli), que son del conjunto de los ciudadanos, y trascienden en su propiedad, al de los títulos que dan las acciones de una sociedad anónima.
El fatalismo no puede apoderarse de nuestra racionalidad, aunque a nuestra sociedad ejidense le “lluevan” las crisis. Tenemos que coger impulso, y desde esa misma racionalidad utilizada colectivamente, y aprendiendo de nuestros errores, no volver a repetirlos. Y esto que digo solo es posible en la medida que seamos capaces de asumir, pese a las dificultades, que JUNTOS PODEMOS; convirtiendo la participación ciudadana en escuela que de trasparencia a las gestiones.
Los proyectos de cambio basados en la DEMOCRACIA PARTICIPATIVA demuestran que la ciudadanía no es indiferente al compromiso público, siempre que el proceso de debate sobre los distintos temas se realice con confianza, con trasparencia y con pleno convencimiento democrático; alejándonos de un estilo de gestión “caudillista”, que ya vemos los resultados que tiene en todos los ámbitos; conduciendonos al desencanto y a la falta de confianza.
Por tanto, aunque se confirme “el rumor” callejero. Seamos fuertes, que nuestras lagrimas sean el carburante que nos impulse hacia el futuro, pero sin bajar la guardia para que no volvamos a repetir la historia…
Reflexionábamos juntos sobre el “Espíritu de Calahorra”, que nos permitió durante años militar en la categoría de plata del fútbol español, y lo que aquel espíritu significó en algún momento.
Estaba claro que nuestro pueblo estaba necesitado (y aún lo está) de “causas comunes” que nos dieran impulso ante el contexto social, y ese mismo impulso nos sacara del “marasmo” colectivo, o en su caso, de la imagen que la sociedad de El Ejido tenía en el exterior.
El “Poli”, nuestro “Poli”, vino a ejercer una cierta “catarsis” entre nosotros aportando algunos elementos, que elegidos con buen acierto, permitieron asumir que somos una ciudad multicolor, y a su vez llevando fuera de las fronteras provinciales una imagen bastante acorde con nuestra realidad. En su mas puro sentido antropologico, el “Poli” nos ha sido útil como liberador de pasiones de todo tipo, no solo deportivas.
Coincidíamos también en el diagnostico y las causas que supuestamente lo van a hacer desaparecer. No tanto por lo que ha representado para quienes lo hemos seguido desde su fundación en 1.969, como por su “apropiación” por parte de la “clase dirigente” de nuestro pueblo, para ser utilizado para otros fines.
Aunque hay que reconocer en paralelo, que de alguna manera ha sido el referente para mucha gente de un modo de gestión; y si me apuran, hasta de “un modo de vida” en constante “huida hacia delante” y “mas allá de nuestras posibilidades reales”.
De confirmarse los “augurios” de mi comprometido compañero, es mas que probable que a su vez tengamos que hacer la lectura de que ¿hemos llegado al final de un ciclo?.
Las lagrimas de mi amigo tienen que servir, como le dije, para aprender a no volver a equivocarse. No dejar en manos de “advenedizos” la gestión de instituciones (caso del Poli), que son del conjunto de los ciudadanos, y trascienden en su propiedad, al de los títulos que dan las acciones de una sociedad anónima.
El fatalismo no puede apoderarse de nuestra racionalidad, aunque a nuestra sociedad ejidense le “lluevan” las crisis. Tenemos que coger impulso, y desde esa misma racionalidad utilizada colectivamente, y aprendiendo de nuestros errores, no volver a repetirlos. Y esto que digo solo es posible en la medida que seamos capaces de asumir, pese a las dificultades, que JUNTOS PODEMOS; convirtiendo la participación ciudadana en escuela que de trasparencia a las gestiones.
Los proyectos de cambio basados en la DEMOCRACIA PARTICIPATIVA demuestran que la ciudadanía no es indiferente al compromiso público, siempre que el proceso de debate sobre los distintos temas se realice con confianza, con trasparencia y con pleno convencimiento democrático; alejándonos de un estilo de gestión “caudillista”, que ya vemos los resultados que tiene en todos los ámbitos; conduciendonos al desencanto y a la falta de confianza.
Por tanto, aunque se confirme “el rumor” callejero. Seamos fuertes, que nuestras lagrimas sean el carburante que nos impulse hacia el futuro, pero sin bajar la guardia para que no volvamos a repetir la historia…
Impresionante discurso. Me descubro el sombrero. Y encima, estoy totalmente de acuerdo. ¡Enhorabuena!
ResponderEliminarMuy bonito pero quien va a poner en marcha la "Democracia Participativa", quien garantiza la racionalidad y la transparencia en la gestión.
ResponderEliminarAhi que empezar de cero regenerando todos los cargos publicos e incluso algunos privados (como el Poli)o ¿es que vais a confiar en quien a llevado las riendas del estado ruinoso donde nos encontramos?.
una pena, pero una verdad como un templo, yo desde que el ayuntamiento se hizo cargo de la gestion, como forma de protesta deje de ir a los partidos. mucho poli.
ResponderEliminarHola Petrus: No hay que esperar que nadie ponga en marcha la democracia participativa, solo hay que implicarse en aquellos foros que la practiquen; y en la medida que seamos muchos los implicados, la trasparencia vendrá sola.
ResponderEliminarPor otro lado, es evidente que no nos valen quienes han estado gestionando hasta ahora, la solución a este estado de cosas pasa porque foros de debate como este se generalicen... hagamoslos extensivos a los demás para que la inercia impregne a los mas reacios; sin olvidar que habrá intereses ocultos a quienes no les interesen para nada estos métodos. Según mis últimas noticias hay mas detenidos... ya os lo cuento. Un saludo.