miércoles, 16 de diciembre de 2009

Algunos Posicionamientos

Resulta doloroso verse reflejado/a como parte de un todo, y de manera constante con calificativos como los que se desprenden en el documental “El Ejido la ley del beneficio” y los posteriores comentarios de dirigentes del Sindicato de Obreros del Campo en relación con la situación de los inmigrantes en nuestra comarca y sus condiciones de vida. Desde mi perspectiva para que un problema sea abordable y se le pueda buscar una solución, lo primero que tiene que suceder es que el problema se reconozca en todas sus dimensiones.

Y dicho esto, son reales determinadas situaciones que se reflejan en el documental, incluso son ciertos los comentarios del Sr. Spitou Mendy (Representante del S.O.C. en nuestra provincia), cuando afirma que "Hay que dignificar la vida de los trabajadores inmigrantes, más allá de la ropa y la comida", incluso acepto el desafío que plantea cuando afirma que, "Hay que encontrar soluciones duraderas al campo almeriense a través del dialogo entre obreros y campesinos".
Es verdad también que, "Las aspiraciones a vivir dignamente de las personas van más allá de la obtención de una limosna, y que las razones de esas aspiraciones son más profundas". Aceptando todo esto de partida, quiero trasladar desde aquí al Sr. Mendy algunas consideraciones.

Estoy convencido de que el conjunto de los nativos del territorio comparten esos criterios, incluso vivo, comparto y veo con mis ojos, cómo a diario somos muchos y muchas los/as ciudadanos/as de la comarca que compartimos los avatares diarios de nuestros “compañeros/as de trabajo” aunque tengan distinto color de piel, o su lengua materna no sea el castellano peninsular. Hecha ésta afirmación que en modo alguno es gratuita; cabe también dejar claro que evidentemente todos/as no somos iguales en el trato que damos a los demás, por tanto resulta injusto que generalice.

No sería mala cosa que desde el punto de vista social, los propios inmigrantes se dótaran respecto de sus gobernantes, del mismo “espíritu critico” que emplean respecto de quienes nos gobiernan a los/as autóctonos/as; entre otras cosas porque si reclamasen en sus respectivos paises los mismos niveles de salvaguarda de derechos de que disfrutamos en este país, probablemente muchos de ellos no tendrían que haber emigrado. No es menos cierto que ese posible diálogo por el que aboga tendrá que darse algún día no muy lejano, en cuanto se reconozca el derecho a tener representantes legitimos por parte de esos amplios colectivos de inmigrantes. Llegado ese día, que espero cercano, será también el de la asunción de responsabilidades por parte de esos representantes.

No es de recibo que los ejidenses seamos “la mala conciencia” de este país cuando de hablar de inmigración se trata; entre otras cosas porque somos muchos/as los nativos/as que no necesitamos mano de obra foránea y mal pagada, sino todo lo contrario; otra cosa es que “tengamos la desgracia” de ser puerta de entrada y “colchón” de otras autonomías cuando de absorber mano de obra irregular se trata. Los ejidenses tenemos que ser capaces de exigir que se cumplan las leyes, incluida la de extrangería, para que no tengamos que asumir posiciones ni responsabilidades ajenas, como propias.

Como consecuencia de la “ausencia colectiva” de criterios que confluyan en esa dirección, padecemos en el exterior de la imagen por la que se nos conoce fuera de nuestro ámbito geográfico. Es hora de que seamos uno/a solo/a pidiendo a nuestras autoridades que no alimenten el sentimiento de abandono en el que nos encontramos por dejación de sus funciones y que las fuerzas de orden público, que se suponen al servicio de la ciudadanía, pongan coto a la inseguridad ciudadana que padecemos. Tanto en sus actuaciones respecto a los nativos/as como a la delincuencia sobrevenida que tanto padecemos en la comarca.

Compartirá conmigo el Sr. Mendy (siendo yó ejidense) que no tengo ninguna intención de silenciar el documental, por cuanto se ha establecido un enlace directo en este blog para que cualquiera pueda verlo, ningún interés ni miedo a que se conozca la realidad. Más bien al contrario, si algo hemos conseguido en este país es que existan, siquiera unos mínimos derechos que garantizan la libertad de expresión; cosa que no ocurre en el país de origen del Sr. Jawad Rhalib (director del programa). Por cierto, no sería mala cosa que el Sr. Rhalib realizara un documental sobre las condiciones laborales y sociales en que trabajan los obreros agrícolas en Agadir; y de paso se ayudaría a si mismo a comprender la realidad del campo almeriense y lo que significa el concepto “competencia desleal”. Pero éste es otro tema que dejaremos para otro día.

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