viernes, 25 de diciembre de 2009

Queridos Reyes Magos:

Dada la situación que está viviendo mi pueblo en su conjunto, he pensado pedirles a vuestras majestades algunos deseos.

Me limitaré a expresarlos para el año venidero, y sabiendo de antemano que estáis muy ocupados por estas fechas en satisfacer las ilusiones infantiles, comprenderé finalmente que algunos de ellos en vez de concedermelos los dejéis en manos de mis conciudadanos para que se hagan realidad.
Espero en cualquier caso, que me “echéis un cable” en la medida de lo posible.

El Ejido que quiero para mis nietos es una de mis preocupaciones diarias, y una pregunta recurrente que les hago es, ¿qué queréis ser de mayores?; y enlazando con esa pregunta aprovecho para hacerla extensiva a mis convecinos.

¿Qué ciudad queremos ser?…
A nuestra ciudad se la ha conocido como “La huerta de Europa” (no se si todavía); esa expresión encierra momentos de “esplendor”, la hemos conocido vigorosa al amparo del trabajo de “sol a sol” de sus habitantes, y sorprendía y atraía a muchas personas por su “calidad de vida ascendente”, y como consecuencia, sobre todo en las dos últimas décadas, a demasiada mano de obra inmigrante.

La deriva de los acontecimientos nos ha deparado una situación que “obliga” a los agricultores (base económica que sustenta a la población), a trabajar por debajo de sus costos de producción en buen número de casos, se han generado dependencias de todo tipo: Semillas, plásticos, abonos, pesticidas, alambres, sistemas de riego computerizados… etc. Esto sin dedicarle espacio a la banca y otros "sistemas financieros", dignos de capitulo aparte.

En definitiva, se ha llevado al agricultor a asumir que para que sus explotaciones sean rentables, hay que producir más por unidad de superficie, y aumentar la superficie de las explotaciones.
Y hemos llegado a un punto en el que, próximos al año nuevo del 2010, hay agricultores que están teniendo dificultades para “poner la mesa”.

Cuando al hablar de crisis, todo el mundo piensa solo en el carácter económico del concepto, yo me permito pensar que la crisis es de valores; hemos perdido “el norte” y va a costar recuperarlo.

Tal vez sus señorías podrían orientarnos en nuevos rumbos, buscarnos nuevas tareas, quizá estimular actividades sociales que nos permitan a través del dialogo reposado despertar potencialidades humanas dormidas, tal vez el trazado de rumbos futuros deberían consensuarse entre los distintos sectores sociales para que en definitiva todos los ciudadanos nos sintamos implicados y empujemos en una misma dirección. Los espacios públicos se han visto reducidos y de la soberanía ciudadana hemos pasado a “adorar” el interés privado y así “nos luce el pelo”.

Llegados a éste punto comentarles que nuestro alcalde está en prisión preventiva acusado, entre otros delitos de malversación de fondos públicos; y como parece evidente que no va a poder liderar el futuro El Ejido que deseo, y tampoco su talante personal indica que fuese la persona idónea para ello; os Pido UN NUEVO ALCALDE, para el año nuevo y un modelo diferente de ciudad. No quiero un alcalde “Marca”, sino una ciudad de consensos y objetivos.

La historia (los acontecimientos venideros), nos va a obligar a enfrentarnos con la realidad que queremos ser, ¿cómo queremos mostrarnos a quienes nos visiten?, ¿qué grado de participación y de compromiso queremos tener los ciudadanos con El Ejido?, esa misma historia nos va a poner en la encrucijada de elegir lo que queremos ser a titulo individual, por acción o por omisión…
Nuestra es la responsabilidad de elección, ella no es transferible. Y lo que es mas claro aún es que si lo dejamos en manos de terceros… nos volverá a salir “el tiro por la culata”.
¡ Aboguemos juntos por una ciudad trasparente!.

En relación con la inmigración y el ¿cómo queremos que nos vean?, es claro que va a depender fundamentalmente de nuestros gobernantes, pero tenemos que decirles que queremos una ciudad segura, que las fuerzas del Orden Público tienen que estar lo suficientemente cerca del ciudadano como para que nos garanticen la ausencia de delitos. No puede ser que dejen en manos del ciudadano la resolución de conflictos que están en el ámbito de su competencia.

Quiero expresarle a su majestad Baltasar (por su color de piel) que los inmigrantes en su conjunto son bienvenidos a nuestro Estado de Derecho, pero que tengan claro que nos ha costado, sangre, sudor y lagrimas obtenerlo. Y que nuestras normas de convivencia están presididas por un ordenamiento jurídico que todos/as estamos obligados a cumplir, incluidos ellos/as.
El permiso de residencia debería estar condicionado en su concesión al preceptivo estudio de unas mínimas normas de urbanidad y comportamiento; de manera que quienes se las salten, tengan el convencimiento previo de que están abriendo las puertas al retorno a sus países de origen.

No queremos una ciudad en la que haya inseguridad y desconfianza. Un proyecto de vida junto a nosotros tiene que significar algo a futuro, y no puede estar sujeto a que mañana “todo” pueda volver a deteriorarse. Queremos El Ejido vivo, como concepto definitorio de una ciudad habitable en el tiempo y en el espacio, como sistema físico y como sistema social, con capacidad de ofrecer al ciudadano oportunidades de realización personal y colectiva mas allá del color de su piel.

Se que el sentimiento larvado de mis vecinos es de “abandono” por parte de las autoridades responsables de generar mecanismos de convivencia; pero ese es El Ejido que quiero para mis nietos.

Gracias queridos reyes magos por vuestra atención y por dedicar vuestro tiempo a leerme.

3 comentarios:

  1. Lamento que se haya dejado usted llevar por la reiterada mentira, que no por reiterada deja de serlo, de que la inmigración se equipara a la delincuencia. Echarle las culpas al indefenso, al pobre, al trabajador, no es la forma de solucionar los conflictos. Estando tan de acuerdo en tantas cosas con usted, no comprendo cómo en este punto estamos tan alejados.

    ResponderEliminar
  2. Estimado “Anonimo”: Aclaremos conceptos.
    A estas alturas convendrá conmigo que cuando se tienen criterios propios claramente definidos, generalmente no es fruto de la casualidad, ni tampoco se es fácilmente influenciable.
    Ni hoy, ni en el año 2000 caí, ni lo hago ahora tampoco, en el discurso fácil de equiparar delincuencia con inmigración.

    Es mas,contracorriente, di amparo en mi domicilio a inmigrantes en aquellas fechas de ingrato recuerdo.
    Lo que no evita que me reafirme, en relación con el tema que nos ocupa, en todas las afirmaciones que hago en el blog. La integración, por resumirlo, se hace en relación con las normas del país de acogida y para ello hay que prepararse…

    Soy el primero en lamentar, al decirle, que en los dos últimos años han violentado “mi casa” cinco veces.
    Por un “casual”, en la última ocasión, tengo llamadas hechas desde mi teléfono, de tres a cinco de la madrugada, al mismo país cuya nacionalidad coincide con la de aquellos que cobijé en el año 2000; y que por respeto a su intachable honradez omito.

    Otro “casual” que puede vd, constatar cuando quiera por lo fácil que resulta, es situarse a las puertas del Cuartel de la Guardia Civil de nuestra demarcación, y haciendo una encuesta a los vecinos que salgan tras presentar denuncias; lamentablemente encontrará demasiados denominadores comunes…

    Es por eso que en el blog reitero la necesidad de que las autoridades “competentes” realicen la función que se deriva del ejercicio de sus cargos; en un intento de evitar que nadie pueda volver a tomarse jamás la justicia por su mano. Lamentablemente le aseguro que se está larvando… Sigo a su disposición.

    ResponderEliminar